sábado, 28 de mayo de 2011

Esos locos bajitos


"Hay muchas maneras de ganar, pero la de este Barcelona es fascinante".

José Sámano


Debo confesar que por primera vez desde que le voy al Barcelona (hace muchos años ya), esta vez no me habría importado tanto que hubiese perdido. Sí, me salió lo nacionalista y como muchos mexicanos también quería que el Chicharito Hernández y su Manchester United ganaran la Copa de Campeones de Europa. Pero fue otro Hernández, de nombre idéntico aunque la primera grafía sea una X y no una J, quien se llevó la famosa orejona al lado de su corte de bajitos, complementada por Messi e Iniesta. Al final me dio mucho gusto. Ni siquiera sentí pena por el equipo inglés, pues la superioridad futbolística de los catalanes fue tal que volvió impensable que los famosos red devils pudiesen siquiera acercarse a la victoria. Barcelona demostró que es el mejor equipo del mundo y que sus triunfos le hacen mucho bien no sólo al futbol sino a las filosofías de la vida que pregonan la creatividad, la sensibilidad, la nobleza, la ética y la estética. Ver jugar a esos locos bajitos (para citar a ese otro gran catalán que es Joan Manuel Serrat) es una delicia, tiene un efecto hipnótico que embelesa y conquista a cualquiera que guste del balompié como una de las bellas artes. Hoy lo demostraron en el mítico estadio de Wembley, al borrar casi por completo de la cancha al orgulloso y flamante campeón de la Liga Premier de Inglaterra, ese ManU que hace unas semanas nos diera la impresión de ser uno de los más grandes cuadros del mundo y que lo es, de hecho, pero que ante un equipo como el Barça, proveniente de otra dimensión, de otro planeta, nada tenía que hacer.


Pep Guardiola es un genio. Su calidad como técnico es tan grandiosa como su calidad humana. Sabe de estrategias y tácticas, pero sobre todo sabe de detalles sensibles como los que tuvo con Éric Abidal o con Carles Puyol. Se quedará con el Barcelona y eso es una buena noticia, no sólo para los seguidores del equipo sino para todo aquel que aún confíe en las posibilidades de la belleza.
Pero hablaba de los locos bajitos. De Xavi Hernández, Lio Messi y Andrés Iniesta. Una triada de pequeños artistas que semana tras semana bordan con finura una tela de riquísimo entramado. Son ellos tres el alma de un conjunto de hombres sonrientes y atrevidos, quienes al lado de otros (desde David Villa hasta Daniel Alves, desde Gerard Piquet hasta Sergio Busquets, desde Víctor Valdés hasta Pedrito Rodríguez y varios más) han dado al mundo una gran certeza: la de que son los seres humanos más sencillos quienes pueden provocarnos la alegría y devolvernos la esperanza en un futuro mejor. Porque en un balón de futbol también puede estar encerrado el secreto de la vida.