Es un lugar común decir que la carrera del director técnico es volátil e incierta y que su permanencia al frente de un equipo depende siempre de los resultados. Sobre todo en un torneo, como el mexicano, que no permite la planificación a corto plazo.
En estos días, dos entrenadores han hecho sonar su nombre, uno por su sorpresiva y aparatosa reaparición y otro por su esperado y lógico despido. Carlos Reynoso y Daniel Brailovsky. En sus respectivos momentos, bujías y estrellas del club América. El primero, en los años setenta; el segundo, en los ochenta (nunca llegaron a jugar juntos).
Después de una larga y accidentada carrera como jugador y director técnico, el chileno Reynoso ha regresado a manejar los destinos futbolísticos del equipo de sus amores, en sustitución de un aburrido y apático Manuel Lapuente. No sabemos aún si logrará revolucionar a un cuadro que durante ya varias temporadas ha mostrado una cara lamentable y un futbol tan ineficaz como aburrido. Por lo pronto, debutó con el pie derecho, al derrotar en su casa al hasta este sábado líder invicto del actual Torneo de Clausura 2011: el Atlas.
Por su parte, el argentino Brailovsky (buen comentarista, pero… ¿quién le dijo que es entrenador?) no dio una con los ex electricistas y luego de acumular cuatro derrotas seguidas y sin lograr anotar un solo gol, fue echado sin más del conjunto de Aguascalientes. No sé si regresará a ESPN 2, pero ojalá ya se dé cuenta de su realidad y, por su bien, nunca vuelva a hacer el intento de dirigir a un equipo profesional.
Dos tipos que fueron grandes como jugadores y que nos regalaron momentos de antología en las canchas, pero que en su segunda faceta dieron más lástimas que satisfacciones. Carlos Reynoso está ante una nueva oportunidad de revertir la mala opinión que como director técnico y como persona ha generado en muchos. Daniel Brailovsky… Querido Ruso, tus compas de Futbol Picante te esperan.
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