jueves, 5 de febrero de 2009

El pachucazo


Lo sucedido anoche en el estadio Hidalgo, durante el encuentro entre el Pachuca y la Universidad de Chile, resulta muy sintomático de lo que acontece hoy día con el futbol nacional. Se jugaba el pase a la fase de grupos de la Copa Libertadores y Pachuca traía una desventaja de un gol a cero, fruto del partido jugado ocho días antes en la ciudad de Santiago. Se suponía que una anotación no representaría mayor problema para un equipo bien armado, bien preparado y bien entrenado como presuntamente es el de los Tuzos. Por si fuera poco, apenas al minuto siete un jugador chileno se hizo expulsar de la manera más idiota e instantes más tarde, uno de sus compañeros cometió un penal igualmente tonto. La ejecución fue impecable. Gerardo Rodríguez cruzó su disparo de zurda con la potencia suficiente para vencer la estirada del arquero rival. Todo parecía listo para que Pachuca consiguiera una victoria holgada y clasificara sin problemas a la Libertadores y sin embargo...
Los mexicanos dominaron todo el primer tiempo y se dieron gusto al fallar goles hechos al por mayor. Se notaba una gran displicencia. Era como si los pachuqueños estuvieran seguros de que en cualquier momento caerían los tantos por racimos. No fue así. Las fallas frente al arco se multiplicaron y el juego por las bandas, sobre todo del lado izquierdo, resultó infructuoso. José María Cardenas (al más puro estilo del Gringo Castro) se cansó de llegar por la izquierda, pero a la hora de centrar, todos sus pases eran débiles, inexactos, fallidos. Llegó el segundo tiempo. Ahora sí sobrevendría el vendaval que aplastaría a los universitarios. ¿Sí? Pues no. Los chilenos anotaron en tiro de castigo que se tragaron la barrera del Pachuca y su arquero Miguel Calero y con ello obligaron a los de casa a hacer dos goles, si es que querían calificar. Hubo cambios en los locales. Entre otros, ingresó Christian Giménez -quien venía de una lesión-, pero el Chaco no podía hacer todo. El equipo se dedicó entonces a lanzar centros al área (o a la olla, como se decía antes), sin ton ni son, que la defensa de la Universidad de Chile despejaba tranquilamente. Nada de paredes, nada de intentar otro tipo de jugadas. Puros centritos zonzos y nada más (por cierto, qué mal delantero es Blas Pérez). La impotencia de los de Enrique Meza era más que evidente ante los de Sergio Markarián y aun cuando Damián Álvarez (¿por qué le dicen La Chilindrina?) anotó un gol de churro, no se veía que existiera un real peligro para los chilenos. Al final, un dos a uno para los de azul y blanco que no fue suficiente, debido al gol de visitante de la U. Pachuca quedó fuera de la Libertadores, en un partido para la vergüenza que mostró todas las taras del futbol mexicano.

1 comentario:

  1. Hace rato que Pachuca necesita cerrar un ciclo y reinventarse.
    Hay jugadores que ya perdieron la chispa,caso del Chaco y de La Chilindrina.
    Y si bien Calero era un bastión del equipo, creo que ha llegado el tiempo de buscarle sustituto.
    Se llego a conjuntar un equipo glorioso y ganador pero nada dura para siempre.

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